Decisiones de inversión: Un enfoque conductista.

Cantaderio Carranza, Germán Saúl (2005) Decisiones de inversión: Un enfoque conductista. Masters thesis, Universidad de El Salvador.

[img]
Preview
Text
TG-MAF 658.15 C229.pdf
Available under License Creative Commons Attribution Non-commercial.

Download (248kB) | Preview

Abstract

Durante años, el paradigma dominante en finanzas se ha fundamentado principalmente en la hipótesis de Mercados Eficientes y en los Modelos de Equilibrio. La primera asume que los mercados, están formados por agentes racionales, que son capaces de recoger y procesar toda la información relevante e incorporarla en los precios de manera instantánea y eficiente. Mientras que, los modelos de equilibrio representan la relación entre riesgo y rentabilidad esperada. No obstante, en las últimas décadas, se han observado estudios empíricos que recogen y expresan numerosas anomalías que son poco explicables bajo la ortodoxia financiera, lo cual sugiere la necesidad de buscar nuevas vías de investigación. La necesidad de desarrollar teorías financieras fundamentadas en supuestos más acordes con la realidad de los mercados, ha permitido la creación de nuevos enfoques de investigación que integran aspectos relacionados con la psicología del mercado, como la denominada “Behavioral Finance”1, o finanzas conductistas, que trata de explicar la evolución agregada de los mercados teniendo en cuenta la psicología de los inversores para analizar los mercados financieros, ésta se manifiesta como una de las más prometedoras, tratando de ampliar las actuales concepciones acerca de los mercados y de los agentes que participan en él. En particular los resultados observados a partir de la “Prospect Theory”2, o teoría de las perspectivas. Considero importante este trabajo porque muchos de los postulados de las finanzas conductistas, son aspectos que los participantes del mercado y sobre todo sus gestores e inversionistas deberían conocer, sobre todo en estos tiempos de incertidumbre. En particular, porque los inversionistas suelen estar propensos a tener ciertas predisposiciones emotivas o ideas preconcebidas, que afectan su capacidad para tomar decisiones financieras óptimas. Estas predisposiciones influyen en la forma en que asimilamos la información con la que estamos en contacto diariamente. Algunas de las decisiones tomadas en virtud de nuestras predisposiciones psicológicas pueden influir de modo importante en nuestro patrimonio personal o de terceros. Bajo planteamientos ortodoxos, se limita el estudio de algunos fenómenos observados en los mercados reales, tales como: burbujas especulativas, volatilidad, rentabilidades anormales, quiebras, etc., porque se asume que los agentes que participan en la economía derivan su comportamiento óptimo mediante procesos lógicos basados en la utilización adecuada de las estadísticas y las probabilidades conforme a las circunstancias y que son capaces de formular expectativas racionales sobre el precio futuro de un activo, descuentan inmediatamente y de forma racional toda la información disponible del mercado en ese precio y saben que cualquier otro participante manifiesta las mismas propiedades. En un mercado eficiente y con agentes racionales desaparecería la posibilidad de que los inversores basen sus inversiones en el análisis técnico, ya que cualquier regularidad de los precios sería inmediatamente arbitrada por los agentes racionales, pero en realidad, existen inversores que ven posibilidades especulativas en el mercado y utilizan ampliamente dicho análisis. La hipótesis de los mercados eficientes ha sido ampliamente defendida y difundida por connotados académicos, en particular por el economista y profesor Eugene Fama3, a quien se le considera el padre intelectual de tal hipótesis, argumentando que los mercados financieros son altamente eficientes a la hora de reflejar el valor intrínseco de las acciones. En un importante artículo de 19984, el profesor Fama desestimó los hallazgos documentados por los proponentes de las finanzas conductistas, catalogándolos como meros resultados aleatorios, que en su conjunto no constituyen un cuerpo coherente de resultados. No obstante, recientemente, parece haber flexibilizado su hipótesis, al argumentar que los inversionistas mal informados podrían, en teoría, descarrilar los mercados, los precios de las acciones, dijo, podrían volverse “un poco irracionales”5. Por años, las teorías del mercado eficiente han sido dominantes, pero la aseveración de Fama, sugiere que las ideas de los miembros de la escuela del pensamiento económico conductista que argumentan que los mercados pueden salirse de su curso cuando los inversionistas toman decisiones poco racionales, se han vuelto la norma. Pero los fundamentos de la eficiencia del mercado también descansan en los conceptos axiomáticos desarrollados por John Von Neuman y Oskar Morgenstern, referentes a la Teoría de la Utilidad Esperada, sobre la coherencia en la toma de decisiones que debe de caracterizar a los agentes racionales, donde la incertidumbre puede o no estar presente, estando sus decisiones gobernadas por una función de utilidad, mediante la cual los participantes juzgan la bondad de las diferentes alternativas y eligen la que más beneficio les proporcionan, conforme a la utilidad esperada de cada una de ellas. Bajo el pensamiento conductista se argumenta que los mercados son imperfectos debido a que las personas a menudo se alejan de las decisiones racionales. Este enfoque recurre a las aportaciones de la psicología, con el propósito de lograr una mayor comprensión del comportamiento humano que incide en la selección de activos, servicios financieros, estrategias financieras corporativas, y en el funcionamiento de los mercados. Según este análisis, en el proceso de formación de expectativas en general y de adopción de decisiones de inversión en particular, intervienen de forma crítica una serie de creencias y de preferencias de los agentes participantes que contribuyen a explicar un cierto alejamiento de la racionalidad inherente del paradigma tradicional. Estos fenómenos observados, así como otras desviaciones al comportamiento racional de los inversores, tales como: la sobrevaloración de acciones con alto rendimiento previo, la subvaloración de acciones con bajo rendimiento previo, entre otras, tienen influencias significativas en los mercados financieros; por tanto, resulta importante investigarlas. ¿Por qué? La importancia práctica radica en que si el mercado no es eficiente, es posible, si se tiene acceso a la información adecuada, obtener sistemáticamente retornos superiores al promedio del mercado. La evolución de los mercados financieros tiene un componente psicológico muy fuerte y sus movimientos son difícilmente predecibles y menos aún cuantificables. ¿Se puede cuantificar niveles de miedo, esperanza, avaricia o ambición? En la medida en que el inversor o el agente económico sea capaz de anticipar la reacción, podrá adelantarse al mercado. En ese sentido, el componente psicológico tiene un peso tal en la formación de los precios que buena parte de los movimientos bursátiles se explican mejor desde el campo de las pautas del comportamiento que desde la macro o microeconomía. Los movimientos de los mercados están, con frecuencia, más condicionados por los comportamientos anímicos de quienes operan en ellos, o por la interpretación que éstos dan, en un determinado momento, a un dato económico o político, que por el propio dato. Bernard Baruch, manifiesta lo anterior, con la siguiente definición “Lo que se registra en las fluctuaciones del mercado de valores no son los acontecimientos en sí mismo, sino las reacciones humanas ante esos acontecimientos, la forma en que millones de personas piensan individualmente que estos sucesos pueden afectar el futuro”. En ese orden de ideas, entre los mayores problemas o predisposiciones que padecen los tomadores de decisión, en particular los inversionistas, podemos enunciar: El exceso de confianza: la gente tiende a pensar que sabe más de lo que realmente sabe. La aversión a las pérdidas: los inversionistas se vuelven reacios a asumir pérdidas (aveces se deshacen de posiciones perdedora demasiado tarde), por el contrario, se inclinan a vender demasiado pronto porque necesitan esa reafirmación positiva que se produce al asegurar unas ganancias. Contabilidad mental: es la idea de tratar el dinero de manera distinta dependiendo de la fuente de la cual proviene o a la manera en que lo conservamos. Para mayor ampliación al tema, en otros ámbitos, más adelante se describen algunas predisposiciones adicionales definidas, por ciertos autores, como trampas ocultas en la adopción de decisiones. El enfoque conductista de las finanzas empieza a manifestarse a inicios de la década de los setenta, mediante las investigaciones de los profesores israelíes Daniel Kahneman6 y Amos Tversky7. Entre sus principales trabajos destacan la integración de aspectos de la investigación psicológica en las ciencias económicas, especialmente en lo que respecta al juicio humano y la toma de decisiones bajo condiciones de incertidumbre. Siendo su máximo aporte, el desarrollo de la “Prospect Theory”, que describiré posteriormente. Otro de los investigadores en este campo, Richard Thaler8, sostiene que las personas no se comportan como supuestamente deberían comportarse, según los libros de texto. Economistas como él están redescubriendo un lado largamente ignorado de comportamiento humano. En otras disciplinas, por supuesto los mensajes que juegan con las emociones han sido objetos de estudio desde hace mucho tiempo. El desafío ahora es conectar la economía tradicional con las investigaciones, que hasta ahora y en gran medida se han basado en la psicología y las ciencias sociales. La economía conductista suministra un conjunto de eslabones perdidos para entender por ejemplo, ¿por qué los negocios experimentan funcionamientos cíclicos? ¿por qué los gastos de las personas fluctúan en el tiempo?. “La macroeconomía no siempre tiene buenas teorías acerca de esos temas”, afirma G. F. Loewenstein, profesor de economía y psicología en Carnegie Mellon University. Loewenstein sugiere que lo que los consumidores dicen y lo que terminan haciendo realmente son dos cosas diferentes, y el estado de ánimo tiene mucho que ver con eso. La economía tradicional, no invierte mucho tiempo analizando la propensión de la gente a comportarse confiada, o a evitar riesgos, lo que podría ayudar a explicar ciertos patrones de comportamiento de los mercados financieros durante la reciente burbuja, y su dolorosa depresión posteriormente. Pero este tema, tal y como deberíamos haber apreciado, no sólo tiene que ver con decisiones puramente de inversión, teorías de mercados financieros, o de selección de carteras, sino con criterios de decisión en general, en los cuales los seres humanos tengamos que decidir o seleccionar opciones entre alternativas determinadas, ya que los sesgos o heurísticos9, que en muchos casos podrían gobernar en tales decisiones, conviven con las personas. Todos tenemos recuerdos, pensamientos, formas de ver las cosas, etc. Lo importante es saber que los sesgos existen y pueden manifestarse e influir positiva o negativamente en nuestras decisiones. Al conocerlos podemos evitar ser víctimas de ellos, en otras palabras, al estar conscientes de la existencia de éstos, se está en mejores condiciones para hacer que las decisiones difíciles que se deben ejecutar muchas veces en la vida, resulten más aceptables. En ese sentido, este tema puede ser de utilidad para aquellas personas que se encuentran en el desarrollo o estudio de las opciones reales, gestores de fondos de inversión, comportamiento organizacional, comportamiento humano, etc. El presente trabajo contiene un marco teórico de las teorías que desarrollan el concepto de la racionalidad de los agentes económicos, así como el surgimiento de nuevos enfoques alternativos, que tratan de explicar ciertos asuntos observados en los mercados financieros, derivados del comportamiento de sus participantes. Luego, se reseña acerca de la influencia de la psicología en las ciencias económicas y del funcionamiento del cerebro particularmente. Ilustrando mediante ejemplos sencillos, algunas de las trampas invisibles, presentes generalmente en los procesos de adopción de decisiones, que podrían afectar negativamente en dicho proceso. En la siguiente sección se realiza una síntesis de los sesgos que comúnmente adolecen los inversores o inversionistas -individuales o institucionales, asesores o administradores-. Posteriormente, se incluye una sección relevante con datos empíricos y finalmente se expresan algunas conclusiones.

Item Type: Thesis (Masters)
Additional Information: decisiones de inversión
Subjects: 600 Tecnología (Ciencias aplicadas) > 650 Administración y servicios auxiliares > 658 Administración de empresas
Divisions: Facultad de Ciencias Economicas > Maestría en Administración Financiera
Depositing User: Sandra Rico
Date Deposited: 30 Nov 2016 21:38
Last Modified: 30 Nov 2016 21:38
URI: https://ri.ues.edu.sv/id/eprint/12333

Actions (login required)

View Item View Item